PÁGINA CULTURAL
El embarazo es contagioso
Pregnancy is contagious
Miguel Lugones Botell
Policlínico Universitario "26 de Julio", Municipio Playa. La Habana, Cuba.
INTRODUCCIÓN
Cuando se hace referencia a la palabra "contagio", invariablemente suele pensarse en enfermedades que se transmiten de una persona u animal a otra; 1 muchas son infecciosas y de gran peligro para la vida de las personas, como lo es, por citar un solo ejemplo, el VIH-SIDA.
La carga semántica negativa que ya tenía "contagio" en la antigüedad continúa en nuestros días;2 sin embargo, cuando se indaga sobre la etimología de dicha palabra, aparece la siguiente definición:1
Contagio: Sustantivo masculino. Este vocablo define una propagación o transmisión mediante un contacto inmediato de un padecimiento específico. Bacteria o virus conocido de una enfermedad contagiosa. Cualquier padecimiento o enfermedad infecciosa como el sarampión. Transferencia de actitudes, simpatía, costumbre o hábito a consecuencia de influencia de uno.
Resulta importante enfatizar la parte final de la definición -para el objetivo de este artículo-, que se hace sobre dicha acepción y es que además de la transmisión de un padecimiento específico, se acepta la transferencia de actitudes, costumbres, simpatías o hábito a consecuencia de influencia de uno1 por imitación.
Este vocablo tiene en su etimología bajo la denominación "contagium" compuesto del prefijo "con" del latín "cum" agregación y "tangere" que quiere decir tocar.1
Por otra parte, a través de la historia, en los diferentes medios de comunicación y también en textos de carácter médico, se ha utilizado indistintamente las palabras transmisión y contagio donde surge la pregunta: ¿significan los dos términos realmente lo mismo?
Si recurrimos a los diccionarios,2 veremos que ambas palabras, en general, aparecen definidas como sinónimas tanto en los de lengua española como en los de términos médicos. A modo de ejemplo, el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia define contagiar como «transmitir una enfermedad a alguien» y transmitir como «comunicar a otras personas enfermedades o estados de ánimo». Estas definiciones se repiten, con algún ligero matiz, en el resto de diccionarios generales ( Manuel Seco, María Moliner, etc.) y en los diccionarios médicos, salvo alguna excepción, la situación es también similar.
Pero, si bien es cierto que ambas palabras son sinónimas actualmente, eso no fue así en el pasado y es precisamente esta perspectiva histórica y cultural la que puede arrojar algo de luz sobre el asunto.2 Según el Dizionario etimológico storico dei termini medici2 la palabra contagio procede del latín contagium, que significa contacto, y esta, del verbo contingo, que significa tocar o estar muy cerca de alguien. Según el mismo diccionario, contagio ya tenía desde el siglo I d.C. un significado negativo que indicaba contaminación por proximidad o por contacto con alguien. El Diccionario de Ciencias Médicas es el único que define contagio como «transmisión de una enfermedad por contacto con uno o más enfermos» y, a continuación, aclara que «el término se empleó mucho antes de conocerse las ideas modernas sobre enfermedades infecciosas2 y desde entonces ha perdido gran parte de su significado original; se lo incluye hoy dentro del nombre más amplio de 'enfermedad transmisible'».
DESARROLLO
El hecho de ver a una mujer, amiga, vecina, etc., embarazada parece generar, en las mujeres que aún no son madres o que no están embarazadas, el deseo de vivir lo mismo que ella.3 Según un estudio publicado en el año 2012, cuando una mujer queda embarazada las probabilidades de que las mujeres de su entorno queden también embarazadas se multiplican, se incrementan.3
El estudio se llevó a cabo en la Universidad alemana de Bamberg, donde analizaron el comportamiento de 42 000 mujeres de 7 600 empresas. 3 En la investigación observaron que durante el año posterior al embarazo de una trabajadora se duplicaba la posibilidad de que sus compañeras quedaran también embarazadas.3 La explicación que dieron los investigadores fue que, al ver a una mujer, colega o amiga, embarazada o ya con su bebé, las otras mujeres experimentan el deseo de ser madres y ven aumentada su autoconfianza en sus capacidades para serlo.3
Otro estudio publicado en 2014 llegaba a una conclusión similar al observar las interacciones de 1 700 mujeres durante 15 años, desde los 15 hasta los 30 años de edad.4 Vieron que tener un hijo (o no tenerlo), se relacionaba en gran medida con lo que hicieran las amistades de cada mujer . Algo parecido sucedía a la hora de decidir tener relaciones sexuales, comprometerse con un sindicato, utilizar métodos anticonceptivos o decidir abortar un bebé. Si una hacía algo de esto, las mujeres de su entorno tenían más probabilidades de hacer lo mismo.4
Así, en la situación que nos ocupa, la de ser madre, vieron que cuando una mujer tenía un bebé la probabilidad de que sus amigas tuvieran también un bebése multiplicaba por dos en un plazo de unos dos años. Pasados esos dos años, la probabilidad volvía a descender.
En palabras de los investigadores: Como la decisión de tener un hijo se toma en medio de una gran incertidumbre, las experiencias del entorno social cobran especial relevancia para las mujeres.4 O sea, que ver a otras mujeres consideradas iguales siendo madres puede llegar a hacer que las otras madres se sientan capaces de ser madres también en ese momento concreto de sus vidas.4-8 El efecto es tal que en ocasiones se llega a desatar una verdadera reacción en cadena, en que todas las mujeres empiezan a quedarse embarazadas con un tiempo más o menos determinado entre los embarazos, como si la que no se queda embarazada se sintiera hasta extraña por ver que sus compañeras sí tienen o van a tener hijos.
Los investigadores concluyeron que cuando una decisión vital va ligada a momentos de incertidumbre, cuando hay muchos factores asociados a esa decisión, muchas cuestiones que valorar, el hecho de ver a alguien conocido dar el paso anima al resto a hacerlo también.3
Ver a otras mujeres cercanas siendo madres puede llegar a hacer que las otras mujeres se sientan capaces de ser madres también en ese momento concreto de sus vidas. El embarazo se contagia... por imitación.1,3,9
Aspectos sociales, culturales y educativos de interés en este fenómeno
La consideración social y cultural (dentro de cualquier población o comunidad) que tiene el fenómeno de la imitación sobre el tema que abordamos, el embarazo y "su contagio" (por imitación) reviste un interés muy especial, pues se conoce que en la gestación pueden concurrir diferentes factores de riesgo que alcanzan un aumento en la morbimortalidad del mismo.10-12
Mediante la influencia social cualquier persona adquirirá formas de conducirse y de percibir la realidad propia de su colectividad. Por otra parte, la cultura, concebida como realidad concebida por el hombre para entender el medio que le circunda, propondrá al sujeto todo tipo de argumentos y de interpretaciones de la misma, con la pretensión de que su adaptación al mundo cultural se lleve a cabo convenientemente,13 aunque pueden tergiversarse.13,14
La educación tiene una presencia fundamental en todo ello, pues persigue dotar al sujeto de lo que en un principio no posee, con el propósito de mejorarlo, tomando como referente los ideales sociales asumidos colectivamente.13
Por otra parte, no se puede olvidar que el embarazo puede constituir un riesgo para cualquier mujer, de ahí el concepto y la denominación de embarazo de riesgo, que es aquél en el que la probabilidad de enfermedad o muerte del hijo y de la madre antes del parto es mayor a la habitual.10-12
La mayoría de los embarazos que ocurren mundialmente implican algunos riesgos tanto para la mujer como para su descendencia. Como se conoce, estos riesgos pueden estar presentes desde antes de surgir la gestación o aparecer cuando ya está establecida la misma. 12 Las causas pueden ser enfermedades que ya están presentes desde antes que la mujer salga embarazada, o que se desarrollen durante la misma, también hay factores sociales y otros aspectos, como las edades extremas de la vida, etc. Por otra parte, es oportuno señalar que hay factores modificables y otros que no se pueden modificar.10-14 Un ejemplo específico de ello lo es la edad (factor de riesgo no modificable), por solo citar uno de los muchos que pueden presentarse. En la totalidad de los casos la adolescencia se ve interrumpida cuando la joven queda embarazada. Y es que, una de cada cinco mujeres en el mundo ya tiene un hijo antes de los 18 años y cada año se producen 16 millones de nacimientos de madres adolescentes. En las regiones más pobres del planeta una de cada tres mujeres son madres en la adolescencia.15 Podríamos preguntarnos: ¿Cuántos de esos embarazos ocurrieron por contagio o imitación? Así, también puede ocurrir con las mujeres que se encuentren en el otro extremo de la vida, o sea, las mujeres añosas, o con las que padecen enfermedades crónicas, presenten riesgos sociales y ambientales, etc. por lo que se debe educar a todos los médicos, personal que trabaja en la salud, etc., así como a la población en general, sobre los aspectos desfavorables que tiene la imitación de diferentes conductas, hechos y actitudes en general, como este que se ha referido del embarazo.13
La comunicación, la información y la educación a la familia, a las escuelas, a las comunidades y al entorno social resulta esencial desde el punto de vista social, educativo y cultural. Por tanto, debe haber un diálogo abierto y transparente para que las personas tengan toda la información a su alcance y de esta forma, también se pueda hacer prevención y promoción de salud, tan necesarias en el cuidado y la preservación de la salud.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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2. Noguerol M. Transmisión versus contagio. 2001 [consultado 28 Abr 2017]. Disponible en: http://gtt-vih.org/book/print/1803
3. Bastida A. El embarazo es "contagioso", según un estudio. 2012 [actualizado 29 Dic 2016; consultado 28 Abr 2017]. Disponible en: https://www.bebesymas.com/embarazo/el-embarazo-es-contagioso-segun-un-estudio
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14. Borges MCE. Algunas consideraciones sobre los factores potencialmente psicopatógenos del Medio. Gaceta Médica Espirituana. 2005 [consultado 26 May 2017];7(1). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/gme/pub/vol.7.%281%29_03/p3.html
15. Caraballo A. Embarazo adolescente: riesgos y consecuencias. Las consecuencias físicas y psíquicas de un embarazo en la adolescencia. 2017 [consultado 26 May 2017]. Disponible en: http://www.guiainfantil.com/
Recibido:
29 de enero de 2018.
Aprobado:
3 de marzo de 2018.
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